Pasada la mitad de semana, se pudo observar a ciudadanos y medios de
Libia brindando información constante de la intervención en Bengasi, que márgenes
del ejército libio a las órdenes de Jalifa Haftar, junto a partidarios de
Gadafi, llevaron a cabo en los poblados que rodean a la cabecera departamental
situada contra la costa del Mediterraneo.
Informaron de al menos tres áreas totalmente tomadas, Al Hawari, Laithi
y Al Sabri; los videos y fotos de los acontecimientos, mostraban a partidarios
de Gadafi participando del desarrollo de los combates y señalaban que la
Brigada Mecanizada Numero 32, había sido fundamental para lograr la victoria.
En vehículos blindados provistos de artillería pesada, flameaba la bandera
verde entrando triunfante a los poblados de Bengasi, de la mano de la brigada
de Khamis Gadafi.
En las fotos y videos en muchos casos se ha visto a soldados gadafistas
con sus estandartes, junto a soldados del ejército; una imagen que ilustra un
hecho, que sorprende a quienes siguen la novela bélica del Magreb desde su génesis;
puesto que fueron los que levantaron la bandera monárquica (estandarte del
ejercito hoy), los que erigieron la conspiración contra el régimen de Gadafi,
que fue lo que inició un periodo de decadencia total en la sociedad libia, que convirtió
al país que hasta entonces tenía los mejores niveles de vida del África y también
del mundo musulmán; en un semillero de terroristas plurinacionales.
Gadafi y Saif al Islam lo dijeron todo en las semanas de febrero y marzo
y todo lo que dijeron ocurrió; el país sufrió una activación del terrorismo islámico
de niveles catastróficos y quedó sumergido en el caos y el apartheid; la coalición
anti-Gadafi llamada Consejo Nacional de Transición (CNT) se desmoronó
abruptamente y se dividió en montones de fracciones, dirán una liberal
señalando a Tobruk y otra islamista señalando a Trípoli; ¿Pero qué dirán de Sirte,
Derna, Sabratha y Bengasi? ¿Qué el Estado Islámico y Al Qaeda llegaron a
gobernar esos lugares por arte de magia? Ellos llegaron a controlar esas
ciudades y se infiltraron en las demás como parte regular del CNT amparados por
las bombas de Europa y EEUU.
El tiempo que fue transcurriendo dentro de ese caos, empezó a mostrar más
a los partidarios de gadafi, ellos comenzaron a levantarse contra los
islamistas de manera pública, luciendo los símbolos del régimen anterior;
recobraron parte de su organización política y paulatinamente se transformaron
en un elemento de presión, con capacidad de agrandarse y hacerse cada vez más
fuerte. Un contacto directo, partidario de Gadafi de las cercanías de Sirte, me
informó que su familia y sus primos de la tribu Warfalla, dijeron que fue Saif
al Islam quien ordenó luchar contra los islamistas en los puntos referidos
anteriormente que rodean a Bengasi y luego trasladar esa lucha hacia y contra
el Oeste, cosa que ocurrió con Sabratha. La tribu de Zintan, también se habría
allanado a cumplir esta orden emanada de Saif.
Mientras Aisha pasa a conformar un gobierno secreto basado en la
recuperación del “Estado de las Masas” creado por su padre, y muchos ciudadanos
libios ya se han inclinado de respeto ante su liderazgo. De las torturas, el
caos, la activación terrorista y los bombardeos de las potencias en una nueva
intervención criminal, surge con claridad la posibilidad de que los partidarios
de Gadafi se impongan. El gadafismo ha pasado desde la nada absoluta y su prohibición
total en el escenario político y militar inmediato a la caída de la Yamahiriya
y prolongado por lo menos hasta mediados de 2014; a tener hoy un peso importante
dentro de las correlación de fuerzas que se disputan el poder en Libia.
La fuente que cito me dice que no es posible decirme el potencial real
de Haftar (no puede deducirlo, no es que no me lo quiera contar), pero entiende
muy bien que los partidarios de la Yamahiriya no creen en él. Me escribe: “La gente
verde no confía en él, pero pelean por los libios y no por Haftar”. Entiende
que es muy bueno de todas formas, que se haya establecido una unión contra el
islamismo y occidente; pues precisamente lo que ambos enemigos del pueblo libio
quieren, es la división de los bloques que se niegan a aceptar a los fundamentalistas.
EEUU y Europa junto a Qatar y Turquía, con sus terroristas y sus fuerzas
militares que están atacando el territorio, tratan de frustrar los avances de este
nuevo bloque que sin un acuerdo común, está avanzando sobre el enemigo
oscurantista. El objetivo de las potencias y las teocracias nombradas, es
dividir ese frente común para poder cumplir su cometido en Libia, el cual es
lograr extraer sus recursos principalmente petroleros, sobre la base de un
gobierno teocrático similar al de Ankara.
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