Consultado por
periodistas de todo el mundo ante el conflicto libio iniciado por las potencias
en 2011, el experto argentino Horacio Calderón llamó la atención y predijo
situaciones paradigmáticas con una infalibilidad asombrosa. Una de ellas merece
un análisis diferenciado, por su complejidad y secretismo: “La voluntad de
Washington de ir por Gadafi, luego por Chávez y finalmente por Cristina”.
Los
aciertos de Calderón respecto al conflicto libio que las potencias y los reinos
árabes implantaron contra Muammar Gadafi y sus leales; fueron contundentes; avizoró
que si se producía la caída del líder beduino, iba a ser muy difícil tratar con los libios. “Están abriendo las puertas a un modelo que en el mejor de los casos
podría parecer al de Irak, y en el peor de los casos al de Somalia. Es una especie de neocolonialismo posmodernista. Puede ser un
estado fallido con presencia de grupos islamistas”.
Tal cual lo dijo,
ocurrió. Habló de estado fallido desde la génesis del conflicto en el caso de
que Gadafi fuera derrocado, así como también hizo hincapié en la presencia de
grupos islamistas, que luego de ser armados hasta los dientes por occidente, se
institucionalizaron desde la caída de la Yamahiya a hoy, como grupos de gánsters
que disponen sobre los recursos económicos y la vida de los habitantes de país.
Dentro del paralelismo trazado con Irak, nótese que el califato islámico
llamado ISIS originario de de dicho país, terminó echando raíces en Libia e incluso se
indica que su líder Abu Bakr al-Baghdadi se encontraría en Sirte.