lunes, 18 de enero de 2016

Una interna entre el Shah y los partidarios de Jomeini terminó con la vida del imán chiita Mussa Al Sadr.

Luego del ocultamiento total que se había hecho del caso, para después resurgirlo ante el secuestro de Hannibal Khadafi; se filtró una noticia que indica que el clérigo chií de origen iraní, con residencia en Líbano; fue víctima de una interna entre seguidores del Shah Pahlaví y su futuro sucesor el Ayatolláh Ruhollah Jomeini.

En 1978 ante el tambaleo del viejo régimen monárquico y pro occidental de tendencia chií que tenía Irán; fue cuando ocurrió la desaparición  del Imán chiíta de quien en las últimas semanas, elementos terroristas aliados a Hezbolláh, al secuestarr a Hannibal Khadafi, han querido culpar al líder de la entonces yamahiriya libia.

Es el propio New York times quien destapa el caso, basándose en un libro sobre el Imán desaparecido; en donde queda clara la disyuntiva entre ambos bandos chiís.

Hezbolláh quien junto a terroristas, las potencias europeas, EEUU y las petromonarquías árabes; asesinó inocentes en Libia, destruyó su infraestructura, su ejército y su “estado de la multitud”; al lado de su incondicional aliado Irán, y ante la desaparición absoluta de los partidarios del Shah; buscan tirar más tierra sobre el viejo líder libio, cambiando de manera absoluta la verdadera trama sobre el caso en cuestión. Para este caso no olvidar a la nación del Líbano quien votó a favor de que se masacre a Libia y a Khadafi, financio terroristas y ahora priva ilegítimamente de la libertad, a un hijo del asesinado referente africano.


El libro titulado “La caída del cielo: los Pahlavís y los últimos días del Irán imperial” afirma no solo que los partidarios del Shah tenían vínculos con Al Sadr, pese a las supuestas tensiones; sino que además el fue requerido por ellos, para intentar frustrar la revolución islámica que estaba fogoneando Jomeini.  Por lo cual, los partidarios del después Ayatolláh, habrían matado al Imán por considerarlo una amenaza.

El libro desacredita totalmente a la versión actual de los buenos vínculos entre Al Sadr y el Ayatolláh, indicando por el contrario que la relación entre estos era pésima. 

En pocas palabras, segun el reporte de The New York Times; Jomeini pensaba que Mussa Al Sadr el un "loco peligroso".

La versión que sigue el matutino americano que echa por la borda a la coartada de los chiíes, respecto a la desaparición de Bard;se da cuando un nuevo estallido social en favor de Saif al Islam Khadafi y la Yamahiriya Socialista se manifiesta en el país magrebí. 

Fuente consultada: The New York Times. 

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